Comparaciones: cómo dejar de medir tu vida con la de los demás

Aprende a enfocarte en tu propio progreso y crecer sin caer en la trampa de las redes sociales.

REFLEXIÓN

Nilo Rojas

8/24/20254 min read

Compararse con los demás es algo que solemos hacer casi a diario, ya sea de manera consciente o inconsciente. Desafortunadamente esta acción no nos aporta nada positivo.
Como si fuera poco, la tendencia habitual es compararse con gente que está por encima de nosotros en algún aspecto de la vida, o tienen más dinero, o viajan más que nosotros o que tienen una relación de pareja que parece escapar a nuestra capacidad de encontrar el amor.

Hoy en día apenas queda espacio para la privacidad, lo cual provoca que estemos constantemente expuestos a la vida de nuestros pares.
Eres el primero en ver que tu excompañero de primaria se ha ido a Japón por un mes o que mientras tú intentas encontrar una relación estable y no lo consigues tu antigua mejor amiga de bachiller se ha comprometido y se casará en breves.

Es ahí cuando empiezan las comparaciones y las preguntas; ¿Qué estoy haciendo yo? ¿por qué no me estoy yendo de vacaciones yo también? ¿por qué me están ganando si yo era mejor que ellos?

Suelen ser preguntas que rondan la cabeza en este tipo de circunstancias, sin embargo, todo parte de un lugar equivocado. Al compararte con Pepito, Fulanita o Menganita, lo que estás haciendo es comparar peras con manzanas y a continuación te explico por qué.

En el momento que optas por comparar tu vida —la cual de partida ya es única e incomparable— a la de tus amigos, conocidos o extraños de internet estás sentando una base errónea para tu crecimiento y paz mental.
La vida que tú has llevado hasta ahora no es la vida que han llevado las personas con las que te comparas, no todos tenemos las mismas oportunidades ni mucho menos todos tenemos las mismas vivencias. Aprovecho de recordarte algo que parece olvidado en esta generación y es que la vida no es justa.
Es absurdo esperar que porque a tu mejor amigo le ha tocado la lotería a ti también debería tocarte solo porque eres su mejor amigo o porque eres buena persona.

Compararte con los demás solo te traerá sentimientos perjudiciales. Sentir que vas más lento que el resto, que tienes menos suerte o que estás yendo por el camino equivocado es habitual cuando uno se compara con el resto.
Como resultado de estas erróneas comparaciones a menudo te encontraras frustrado, enfadado y probablemente con un sentimiento de culpa.

La única comparación válida

Una comparación adecuada la podemos hacer sobre nosotros mismos. Echa la vista atrás y recuerda en qué situación te encontrabas hace 5 años y entonces compara con tu situación actual.
Quizá hace 5 años te encontrabas buscando trabajo o empezando en el gimnasio, si actualmente te encuentras estable en tu trabajo y has conseguido mantener un buen estado físico entonces ya estás ganando. Le estás ganando a tu versión de hace 5 años que estaba en un lugar incierto en el entorno laboral y que quería tener una mejor condición física.
Esta es una comparación digna de realizar, sea cual sea el resultado te hace darte cuenta en dónde te encuentras y te devuelve la responsabilidad sobre tu vida.
Si por el contrario encuentras que dejaste el gimnasio o el ejercicio muy pronto y estas en peor condición física de la que estabas hace 5 años entonces toca hacer mea culpa y ponerse a trabajar en ello.
No tienes por qué machacarte, pero si has de asumir la responsabilidad que te corresponde. Al final del día el único interesado en tener una buena salud o una vida que disfrutes serás tú.
Ya sabes que en este blog somos muy de asumir nuestras responsabilidades y es algo sobre lo que nunca me cansaré de divulgar.
La sociedad actual carece de la capacidad de tener una mirada autocrítica y sobre todo de asumir las responsabilidades del ser como individuo. Por eso creo que es importante recordar que cada uno de nosotros ha de asumir nuestra propia responsabilidad para crecer como sociedad. No te lo voy a negar, muchas veces resulta difícil.

Cómo evitar caer en la trampa

Como cada domingo, aquí te dejo una serie de herramientas y comportamientos que puedes emplear para poder hacer comparaciones de manera acertada y sin caer en la trampa de compararte con gente que está viviendo su propia vida.

  1. Evita redes sociales. Puede sonar drástico, sin embargo, he encontrado que las redes sociales donde todo el mundo muestra una vida perfecta es el lugar ideal para encontrarte comparándote con otras personas. Recuerda, la mayoría de la gente publica solo lo interesante, lo nuevo lo que llama la atención. No te dejes engañar ni caigas en las comparaciones absurdas. Intenta pasar un día sin redes y cuéntame cómo te va.

  2. Mira hacia atrás. No tengas miedo a mirar hacia atrás y escribe en qué situación te encontrabas hace 5 años. Haz dos listas: una de puntos que has mejorado y otra con puntos en los que aún debes trabajar. Esto te ayudará a tener una percepción más acertada de cómo has ido desarrollándote en estos últimos años y como bonus, te dará un punto de partida para seguir marcándote metas y puntos en los que seguir creciendo.

  3. Cuida tu privacidad. Puede parecer que la privacidad no está relacionada con la comparación, pero sí que lo está. Si conserváramos nuestra privacidad en vez de publicarlo todo en redes sociales las cosas serían diferentes. Disfruta de tus hobbies, tus viajes y escapadas sin publicarlas. Mantén tu vida privada y verás como de pronto dejarás de tener esa necesidad de compararte con los demás.

Para terminar, me gustaría recordarte nuevamente que tu vida es única y es preciosa en su propia manera. En vez de perder energía comparándola con la de los demás, utilízala en crear la mejor vida que puedes tener. Haz tu balance cada año y verás como merece la pena compararse con uno mismo en vez de con los demás.